“Entre tú y yo, no estamos nosotros” (E. Pavlovsky)
Para aprehender este concepto necesitamos dar a la pareja el lugar de un nuevo individuo, distinto de cada uno de sus miembros. Aunque en un determinado momento se puedan volver a separar, para comprender a una pareja solo existe la posibilidad de hacerlo dentro de sus parámetros, que fueron creados consciente e inconscientemente por ellos mismos. Requiere una exploración de su creación, sus mitos fundantes, su cultura y su devenir. Decía Carl Whitaker que eran como dos países limítrofes que deciden unirse, pero que para hacerlo necesitan encontrar una tercera lengua en común, incluso crearla.
Ni lo tuyo, ni lo mío, lo que está en el medio fluyendo. Mientras estamos enamorados, el efecto es el de pérdida de fronteras. Pero esto no es más que una ilusión que dura poco tiempo. A veces, la búsqueda de hijos no tiene que ver solamente con el deseo genuino de criarlos, sino de sellar el vínculo y verse obligados a cumplir el pacto de sangre.
Dada esta complejidad, la pareja es el gran desafío de nuestro tiempo. Muchas personas sienten la necesidad de estar en pareja, pero luego no saben cómo mantenerse en ella sin un alto grado de frustración. Es un vínculo al que se le exigen demasiadas cosas: compañerismo, comprensión, atracción, sexualidad, sorpresa, seguridad. En un tiempo de satisfacciones rápidas, necesitamos aprender a entendernos dentro de esta compleja estructura.